Ayer volví de París y me he vuelto a enamorar, de tanta majestuosidad, de las calles anchas atestadas de monumentos dorados y de historia crucial, de sus calles pequeñitas y de sus buardillas que me recuerdan a los Aristogatos, de sus terrazas de su costumbre de beber vino y de hacer que todo, rincón a rincón sea un sitio perfecto para hacer una foto bonita. Me he vuelto a enamorar de ese Paris que me recuerda la vie en rose, del Paris bohemio; del rosa y del negro, me he vuelto a enamorar de sus cafés y de sus croisants, de escuchar bon jours y bon sua en las formageries y en los bistrots, me he vuento a enamorar de su metro que me ha recordado al corto de los Cohen de Paris Je T´aim, qué bonito tributo a la ciudad (quien me quiera que mire por el amor de Dios Paris Je T´aim).
Fuí con mi gran amiga Anna a Paris un par de días solo para hacerle una entrevista a Olivier Saillard, el comisario de la exposición de Christian Lacroix en el museo de las Arts Decoratif, una preciosa exposición retrospectiva de la obra de Monsier Lacroix junto con unas cuartrocientas piezas de vintage muy vintage que el museo guarda bajo llave en una inmensa trastienda que por motivos de seguridad ni el público, ni yo que lo dejé caer como quien no quiere la cosa, puede ver. Olivier nos trató de maravilla, como sólo las personas exageradamente cultas e inmensamente humildes saben hacer, nos regaló una línia de poeías para papelerías que es una delícia. Digo lo de humilde porque ya tienes que ser humilde para que te hagan una entrevista con una grabadora de cassete y hagas ver como si fuera la cosa más normal del mundo a finales de la primera década de siglo XXI. Una vez pasados los nervios de entrevistar a Monsier Saillard dijimos que lo ibamos a celebrar lo más parisinamente que se nos ocurriera; bebernos una copa de vino blanco al sol de una terraza con las sillas en fila al modico precio de 6´50 eurazos la copa, chupate esa Teresa, y yo que mi Francés está al mismo nivel que mi japonés le di 5 euros al camarero y miré hacia otro lado esperando que sin prisas, que no hacían falta, me devolviera algo de cambio, me daba igual cuanto fuera, pero algo de cambio sí, pues no! al verlo allí parado con cara de a mi no me gusta que me vacilen me tendió la mano y me replicó los Ocho erurazos que faltaban, luego Anna y yo fuímos a por una pequeña transfusión de sangre y andando a ver otro emblema de la
ciudad: La Torre Eiffel, previo pago de una boina parisien que no es por nada, porque yo otra cosa no tendré pero humilde lo soy un rato largo, me quedaba muyyyyyyyyy bieeeeeeeen. Y por la noche a volverme a enamorar de más cosas en París; de su Molin Rouge y de su Mont Maitre y de su tachán: Le 2 moulin, el café de Amelie, la única y exclusiva culpable de que haga más de cinco años que lleve flequillo.
Y nada, al día siguinete cementerio Piere La Chaise y no cementerio Lafayette como decía Anna, fotos a Jim Morrison (a la lápida por supuesto) con unos chavales por allí cerca que pusieron This is The End y que hicieron que se me revolviera todo para bien. Fuímos a ver a Edith Piaf y no pude resistir hacerme una foto delante de su lápida con Napo y Boina, ya, soy una hortera, lo sé pero no me pude aguantar de tener ese recuerdo enmarcado que creo que quedará estupendamente en mi mesilla de noche.
ciudad: La Torre Eiffel, previo pago de una boina parisien que no es por nada, porque yo otra cosa no tendré pero humilde lo soy un rato largo, me quedaba muyyyyyyyyy bieeeeeeeen. Y por la noche a volverme a enamorar de más cosas en París; de su Molin Rouge y de su Mont Maitre y de su tachán: Le 2 moulin, el café de Amelie, la única y exclusiva culpable de que haga más de cinco años que lleve flequillo.
Y nada, al día siguinete cementerio Piere La Chaise y no cementerio Lafayette como decía Anna, fotos a Jim Morrison (a la lápida por supuesto) con unos chavales por allí cerca que pusieron This is The End y que hicieron que se me revolviera todo para bien. Fuímos a ver a Edith Piaf y no pude resistir hacerme una foto delante de su lápida con Napo y Boina, ya, soy una hortera, lo sé pero no me pude aguantar de tener ese recuerdo enmarcado que creo que quedará estupendamente en mi mesilla de noche.
Y se acabó Paris, al menos por un tiempo, pero siempre me quedará mi Barcelona, que también me enamora.
Expo Lacoix
Expo Lacoix
Napo, Boina, Sena y Yo
Cosas que tiene Paris:
- Las cervezas a 4 o 5 euros
- Los cafés a 3´60 euros
- Policias en patines de línea, lo ví con estos ojos
- Aceras lisas.
- Las terrazas tienen las sillas colocadas en línea cara al sol.
- Dias (supermercados)
- Postales bonitas
- Los parisinos n o llevan boina de la misma manera que los españoles no llevamos sombreros mejicanos
- Los metros son de mitad del siglo XVII.
- Los franceses son más guapos y estilosos que los españoles. (yo quiero uno)
- Los franceses son más guapos que las francesas.
- Un menú normalucho son mínimo doce euros.
- Hay muchas formageries.
- Tienen tiendas de la marca de Jonh Galliano.
- Los aparadores de John Galliano dan susto.
- En un 80% de la ciudad dices: "oiiiiix mira!"
- Las panaderias Paul son también caravanas móviles.
- Tienes que decir a todo momento merci, bon jour y sis vou plais (lo siento por mi francés ortográfico).
- Y para pedir la cuenta se dice algo así como La edision sis vou plais.
No hay comentarios:
Publicar un comentario