Ayer comimos, cual pareja super cool que somos, sushi sentados en una plaza del gótico, cerquita Del Delgado Buil, para que todo acabara de ser equilibradamente guay, nos faltó una Lomo pero eso da igual, porque total veníamos de ver la expo del Monzó (Quim) en el centro Mónica (Santa).
Compramos unas bandejitas de 12 piezas de sushi en un local nuevo de las galerias Maldá, regular si me preguntan, pero por 6 euros qué más vas a pedir en este país.
Total que cuando nos pusimos a engullir me di cuenta de que la soja venía en un raquítico sobre de 5 ml propio para hormigas que comen sushi. Así que estratégicamente, porque no me quedaba otra, repartí la soja en gotitas por cada pieza que me iba comiendo. Repetí el mismo racionamiento con el wasabi y de la misma manera economicé el gengibre. Soso, pero más o menos iba dosificando los pocos gramillos de condimento que me habían dado.
Ah! pero qué pasó al final, cuando no quedaban piececitas de sushi ni makis de mango? Que me sobró la mitad del sobre de soja, medio pegote de wasabi y tres laminillas diminutas de gengibre que podría haber utilizado y ahí tristes y desdichadas, se quedaron en la bandeja de plástico.
Ahí queda eso.
Saquen ustedes mismos la moraleja al cuento.
5 comentarios:
Quin se acuesta con niños meado se levanta.
¿?
Carpe diem y no dejes nada para después!! Vive con intensidad pues nunca sabes que te traerá el mañana! Y no dejes para después lo que te puedas comer ahora! (esta es más para hippies que para hormiguitas).
en tierra de gitanos..........vaya mierda de pais!!!
vaya dos patas pa un banco!!! muy bien por eso las moralejis.
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