martes, 25 de marzo de 2008

Brighton vol.1


Ya está, ya he vuelto con la suficiente grasa como
para pasar dos inviernos siberianos. Sí he ido a Inglaterra. A Brighton concretamente, a ver a un amigo que conocí cuando vivía en Londres y no tuve los valores de salir de la ciudad y conocer un poquito más el país.
Supe que estaba en Inglaterra porque nada más llegar subí a un tren donde había desparramados tres tabloides con la cara de Amy Winehose en portada a toda página, "Whats wrong with Amy?" se pregunta preocupada la gaceta, también supe que había llegado porque pagué unas seiscientas de las antiguas pesetas por un café con leche cubata size a las doce de la noche, cosa que aquí eso me parece poco menos que un pecado inconfesable.

Veo a Alan tal y como había planeado; sigue siendo ese personaje al que podrías pintar todo de negro y podría ser perfectamente un logo de alguna marca o sello. Nos abrazamos y nos alegramos de estar allí, lo acompaño a comprarse una hamburguesa con queso y así sin que le doliera ni un poquito me dice en el inglés de campo que tiene él: "dormiremos en el suelo, porque hace poco que me he mudado y aún no tengo cama" "excuseme?" y me suelta un "is good for your back" que se queda anchísimo, total que sí que dormí encima de una moqueta inglesa de esas que son la misma en el lavabo como en el comedor como en las habitaciones y que a los españoles nos da tanto repeluco, pero me daba igual porque estaba allí y al día siguiente me desperté a las siete y media de la mañana, porque los ingleses no saben lo que es una persiana, y salí de casa dirección al mar que me quedaba a diez segundos; me senté en las piedras de la playa rodeada de cadáveres de estrella de mar que al principio me dieron susto, así pensando y escribiendo, muy new age todo, estaba al lado de un muelle precioso que se extiende a lo largo y profundo del mar y sostiene un precioso parque de atracciones del siglo XIX, pero esto me duró media hora, luego me fuí a comer un baggel (pan que imita la forma del donut y que puede ser de olivas, cebilla, pimientos, sésamo...) de;

jamón+ queso cheddar,+ensalada de col + mostaza inglesa+pimienta negra+ chafado por la plancha, que estaba de chuparse los deditos. Y así gastronómicamente hablando también probé Fish and Chips, otra de las cosas que no tuve los valores a hacer cuando vivía allí, pero Alan me dijo que mejor así porque mi primer fish and chips había sido al lado del mar, y tiene razón. Lo curioso de este plato es que a parte de que el bacalao está rebozado, se le pone a las patatas y al pescado, porque te lo envuelven todo junto en un papel grueso y gris que se queda transparente de la cantidad de aceite refritisimo que lleva (que hambre me está entrando), un chorrazo de vinagre con sal que al estar el plato tan caliente, emite unos olores que actúan de la misma manera que cuando aspiras salfuman, yo solo aviso.
Pues mientras me comía el Fish and Chips hablaba con la flatmate del Alan, una chica bajita, tetona y feilla pero no por ello menos entrañable y stripteasse en funciones, supongo que en algún lugar un tanto bizarro, y como no nos conocemos pues hablamos de lo que se tiene que hablar; "has estado en Barcelona?" " sí cuando era pequeña" "y te gustó?" "sí pero me puse mala" "vaya" "sí de los cubitos de la coca cola supongo" "¿?, anda como mi amiga Bea como cuando fue a la India, eso te pasó por no haberte vacunado mujer", yo creo que le supo mal que ya llevara yo tres copas de vino blanco entre pecho y espalda y no hubiera sacado todavía la pandereta.

To be continued....


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